El origen del coronavirus en el consumo de animales salvajes

Javier Vegas

Javier Vegas

El 75% de las enfermedades infecciosas que afectan a los humanos, como el coronavirus, tienen su origen en los animales salvajes.

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La pandemia provocada por el coronavirus COVID-19 ha tenido como origen el mercado de la ciudad china de Wuhan. Un espacio en el que se podían adquirir e incluso degustar numerosos animales salvajes, que según todas las evidencias, parecen ser el foco inicial de contagio y traspaso del coronavirus a la especie humana. 

A pesar de las múltiples teorías conspiranóicas que circulan por internet y las redes sociales, son decenas los estudios y trabajos de investigación que han demostrado que el salto de este virus de un animal salvaje a los humanos es fruto la evolución y no de la modificación artificial de genes. 

Los animales salvajes son un reservorio de virus con potencial para extenderse a poblaciones humanas

De hecho, tal y como, se publica en la revista Nature Medicine, según todas las evidencias y análisis,  este virus COVID- 19 es producto de la “evolución natural» lo que pone fin a cualquier especulación sobre ingeniería genética deliberada». 

En este sentido, el consumo de animales salvajes, relativamente frecuente en esta zona del planeta, ha sido identificado por los expertos el origen más probable de la pandemia mundial que está acabando con la vida de miles de personas en todo el mundo.  Un contagio entre especies se ha producido porque en ocasiones los patógenos, virus o enfermedades que afectan a una especie concreta, pueden saltar a otras especies, más aún si no se toman las medidas sanitarias adecuadas. 

Origen del coronavirus COVID-19

Así, según los expertos los análisis sugieren que los murciélagos podrían ser el huésped original del virus pero fue la presencia de un animal intermedio -aún por esclarecer aunque se cree que puede ser el pangolín – en el mercado de Wuhan lo permitió la aparición del virus en humanos. 

«A pesar de la importancia de los murciélagos, parece probable que otro huésped animal esté actuando como un intermedio entre murciélagos y humanos», señalaba el doctor Guizhen Wu, de Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades en un comunicado.  Las investigaciones realizadas en este mercado no encontraron evidencias ni presencia alguna de murciélagos, no obstante si se localizaron otros animales no acuáticos, incluidos mamíferos, de naturaleza salvaje que pudieron servir de vehículo para el coronavirus. 

“Este acontecimiento resalta nuevamente el reservorio de virus oculto en animales salvajes y su potencial para extenderse a poblaciones humanas”, detallan los expertos. 

Patógenos en la naturaleza

Hay que recordar que todas las especies son afectadas por otros organismos como parásitos, virus o coronavirus y que, una vez que se encuentra el equilibrio evolutivo de forma natural entre ambos organismos, no se producen infecciones.

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Por ello, este coronavirus que afecta a los murciélagos y a otros animales pueden convivir con él. Sin embargo, el COVID-19 afecta de forma tan rápida a los humanos, porque es un patógeno que nuestro sistema inmune y el modelo sanitario desconoce por lo que no disponemos de las herramientas terapéuticas para combatirlo ni de las defensas inmunológicas para frenarlo.

El 75% de las enfermedades infecciosas  que afectan a los humanos  tienen su origen en los animales

«Cuando tienes una respuesta inmune más alta, obtienes unas células que están protegidas de la infección, por lo que el virus puede aumentar su tasa de replicación sin causar daño a su huésped. Pero cuando se desparrama, en un sistema no preparado, como ocurre en humanos, esa respuesta no ocurre ya que no tenemos el mismo tipo de mecanismo antiviral y desarrollamos la patología que causa el coronavirus ”, apunta Cara Brook, investigadora de la Universidad de Berkeley en un comunicado. 

Contagio a los seres humanos

Así, cuando los factores son propicios, como la ingesta de los animales salvajes, un cocinado inadecuado o una tenencia muy cercana de estas especies infectadas por este patógenos, el virus puede alojarse y contagiar al ser humano. 

De hecho, según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria,  el 75% de las enfermedades infecciosas  que afectan a los humanos  tienen su origen en los animales.

Es más, muchas de estas enfermedades se producen por el consumo de alimentos, especialmente alimentos contaminados, como animales salvajes o vegetales sin lavar, que no han pasado ningún control sanitario. Como por ejemplo los cocodrilos, puercoespines,  pangolines, perros, ratas de bambú,  patos, marmotas o serpientes que se podían encontrar en el mercado de Wuhan. 

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