Meteopedia

Alta presión atmosférica

¿Qué es la alta presión atmosférica?

Llamamos «presión» a la fuerza por unidad de área que ejerce un fluido sobre la superficie de cualquier objeto inmerso en él.

Como la atmósfera es un fluido, genera una presión sobre todo lo que se encuentra en su interior (incluido nosotros). Llamamos «presión atmosférica» a la fuerza por unidad de área que la atmósfera ejerce sobre un determinado punto, gracias al peso que tiene la columna de aire por encima de dicho punto. 

En meteorología, hablar de “alta presión atmosférica” puede significar dos cosas distintas. Por un lado, podemos referirnos a que, en un determinado punto de la superficie, la presión que ejerce la atmósfera es mayor al valor estándar (1013,25 hPa si estamos a nivel del mar). Pero, de un modo más práctico, podemos utilizar el concepto para indicar que, en una zona determinada, la presión es alta relativamente, es decir, es mayor a la presión que se mide en otras áreas contiguas, sin importar el valor que se observe en el barómetro (instrumento utilizado para medir la presión atmosférica).

Se conoce como «centro de alta presión» o «anticiclón» a un núcleo de altas presiones relativas, cuya magnitud bárica aumenta hacia el centro y disminuye hacia afuera. Se pueden identificar en los mapas sinópticos por medio de isobaras (líneas que unen puntos de igual presión) que se cierran sobre una zona de manera aproximadamente circular u oval. 

¿Qué implica la presencia de un centro de alta presión?

Los centros de alta presión influyen en el tiempo meteorológico. Por este motivo, es indispensable conocer dónde se ubican y cómo pueden evolucionar. 

Estos sistemas provocan una rotación del viento en sentido horario en el hemisferio norte y antihorario en el hemisferio sur. Por lo general, su presencia está asociada a vientos leves o moderados que, en determinadas circunstancias, facilitan el avance de aire más cálido desde latitudes menores.

Por otra parte, los anticlones generan «subsidencia» (movimientos descendentes de aire), por lo que su presencia suele ser sinónimo de estabilidad atmosférica y buenas condiciones del tiempo.

También es importante remarcar que, como se oponen a la formación de nubosidad (debido a la subsidencia), por las noches favorecen el enfriamiento radiativo del planeta, pero, durante el día, colaboran para que la temperatura alcance un valor mayor. 

Por último, si un anticiclón intenso persiste en la misma ubicación, bloqueando el avance de aire más fresco durante varios días, puede provocar una ola de calor.

¿Las lluvias se producen con altas o bajas presiones?

Las lluvias están mayormente asociadas a las bajas presiones, debido a que para la formación de nubes se necesita el ascenso de masas de aire desde los niveles inferiores, algo que no favorece la presencia de un anticiclón. 

De todas formas, los centros de alta presión pueden advectar aire húmedo desde ríos o mares, y aumentar la probabilidad de lluvias débiles o lloviznas. A diferencia de lo que ocurre en las bajas presiones, deberá existir algún forzante adicional que permita los fenómenos, como puede ser el cruce de una perturbación de niveles altos.

¿Cómo afectan las altas presiones al cuerpo humano?

Los cambios en la presión atmosférica no suelen ser perceptibles por los seres humanos. No obstante, hay situaciones muy específicas donde podemos experimentar ciertos efectos.

Las altas presiones favorecen la expansión de aire dentro de oídos, fosas nasales y pulmones. También aumentan la velocidad de respiración y el volumen de aire respirado, lo que puede provocar hiperventilación y el  incremento del ritmo cardíaco.

Por último, las altas presiones pueden representar un problema para personas que sufren presión arterial alta o hemorragia intracerebral.