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Equinoccio

¿Qué es un equinoccio y cuándo se produce?

Llamamos «equinoccio» a cada momento del año donde la radiación solar incidente resulta perpendicular al paralelo cero (0º), también conocido como ecuador terrestre. El término proviene del latín «aequinoctium», y significa “noche igual”.

El equinoccio ocurre dos veces al año, entre el 19 y el 21 de marzo y entre el 21 y el 24 de septiembre aproximadamente. Durante los días de equinoccio, el sol sale exactamente por el este y se oculta exactamente por el oeste, desplazándose sobre el plano ecuatorial. Es importante aclarar que el movimiento del Sol a través de nuestro cielo no es más que una cuestión de perspectiva, ya que, en realidad, nuestro planeta es el que rota y se traslada alrededor de la estrella. Dicho esto, durante un equinoccio, para una persona que se encuentra sobre el ecuador terrestre, el Sol alcanza el cenit, es decir, el punto más alto en el cielo (justo sobre la cabeza del observador).

Las fechas en las que se producen los equinoccios se caracterizan principalmente por ser los momentos del año donde el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración en cualquier lugar del planeta. Esto se debe a que, durante los equinoccios, ambos hemisferios (norte y sur) reciben exactamente la misma cantidad de luz solar. Además, estas fechas también son importantes porque coinciden con la transición de estaciones climáticas. Más precisamente, pueden marcar el inicio de la primavera o el otoño, y, por lo tanto, el final de invierno y el verano, respectivamente. Mientras una de estas estaciones (primavera u otoño) comienza en uno de los hemisferios, la otra comienza en el hemisferio opuesto.

Tipos de equinoccio

A lo largo del año se producen dos equinoccios. Uno de ellos es llamado «equinoccio de primavera» y otro «equinoccio de otoño». Tal y como lo indican sus nombres, ambos equinoccios se diferencian por dar inicio a estaciones diferentes.

El equinoccio de primavera sucede aproximadamente entre el 19 y el 21 de marzo en el hemisferio norte y entre el 21 y el 24 de septiembre en el hemisferio sur. Marca el final del invierno y, obviamente, el inicio de la primavera (del latín «prima» y «vera», que significa “primer verano”).

A partir del equinoccio de primavera la duración del día comienza a superar a la duración de la noche, y continúa aumentando hasta el llamado “solsticio de verano”, que es el momento del año donde se produce la noche más corta (y comienza el verano). Dicho de otra forma, a partir del equinoccio de primavera los días se vuelven cada vez más largos. 

Por último, el equinoccio de primavera representa la transición hacia días más cálidos, la floración de las plantas, el deshielo, el regreso de las especies migratorias y el fin de la hibernación para algunos animales. A partir de este equinoccio, se espera que las hojas y flores de los árboles vuelvan a crecer, y los paisajes se tornen coloridos. 

Con respecto al equinoccio de otoño, tiene lugar entre el 21 y el 24 de septiembre en el hemisferio norte y entre el 19 y el 21 de marzo en el hemisferio sur (contrariamente al equinoccio de primavera). Este equinoccio marca el final del verano y el comienzo del otoño (del latín «autumnus», que se traduce como “llegada de la plenitud del año”).

Desde el equinoccio de otoño, la duración de las noches comienza a superar a la duración de los días, hasta la fecha del “solsticio de invierno”, donde tiene lugar la noche más larga del año (y el comienzo del invierno). Podemos decir que a partir del equinoccio de otoño, los días se vuelven cada vez más cortos.

A diferencia del equinoccio de primavera, el equinoccio de otoño representa la transición hacia días más fríos y, por lo general, más lluviosos. Es la fecha que da comienzo a una paulatina “explosión” de color en la naturaleza, ya que, durante el otoño, el verde de las hojas caducas se torna amarillo, rojo u ocre, hasta que finalmente se produce su caida. Otro aspecto característico de esta estación es la migración de aves hacia zonas más meridionales, buscando escapar del frío. El equinoccio de otoño también da inicio a la temporada de setas (conjunto de hongos), gracias al aumento de la humedad en el aire que posibilita la acción de organismos descomponedores capaces de degradar la materia orgánica.

Diferencia entre equinoccio y solsticio

Como se explicó anteriormente, los equinoccios son momentos del año en donde el Sol se ubica exactamente sobre el plano ecuatorial terrestre. En otras palabras, durante los equinoccios, el eje de rotación de nuestro planeta forma un ángulo de 90º con la órbita solar, generando que los rayos solares incidan de manera perpendicular sobre el ecuador y que, en consecuencia, el día y la noche tengan aproximadamente la misma duración en todo el planeta.

Muy por el contrario, llamamos «solsticio» al momento del año en donde el eje de rotación terrestre alcanza la inclinación máxima (o mínima) respecto a la órbita solar, que ronda los 23° 27’ (o -23° 27’). Esto quiere decir que, durante un solsticio, mientras uno de los hemisferios recibe la máxima luminosidad, el otro recibe la mínima. Por lo tanto, uno de los hemisferios experimenta la noche más larga del año y el otro la noche más corta del año.

Al igual que los equinoccios, los solsticios se presentan dos veces al año: Del 21 al 22 de junio y del 21 y 22 de diciembre. Uno de ellos se conoce como «solsticio de verano» y el otro como «solsticio de invierno». También, análogamente a lo que sucede con los equinoccios, cada solsticio da lugar al inicio de una estación y al final de otra. Mientras que el solsticio de verano marca el comienzo de la temporada estival y da como terminada la primavera, el solsticio de invierno indica el comienzo de la temporada invernal y el final del otoño. 

El solsticio de verano sucede entre el 21 y el 22 de junio en el hemisferio norte y entre el 21 y 22 de diciembre en el hemisferio sur. Por el contrario, el solsticio de invierno sucede entre el 21 y 22 de diciembre en el hemisferio norte y entre el 21 y 22 de junio en el hemisferio sur. Queda en evidencia que, mientras uno de los hemisferios recibe el solsticio de verano, el otro recibe el de invierno.

La fecha en la que ocurre el solsticio de verano se caracteriza por coincidir con la noche más corta, mientras que la noche más larga sucede en la fecha que se produce el solsticio de invierno. El primero de estos marca el momento en el que los días comienzan a acortarse, mientras que el segundo indica el momento en el que los días comienzan a alargarse.