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El Niño

¿Qué es El Niño?

Es un fenómeno natural, oceánico-atmosférico, que influye considerablemente en las condiciones climáticas de diferentes regiones del mundo. Comienza con un aumento inusual de la temperatura en la superficie del océano Pacífico ecuatorial, y produce cambios significativos en la circulación atmosférica, principalmente en Sudamérica y Oceanía. 

Es el fenómeno opuesto a “La Niña”, que se caracteriza por un enfriamiento notable y poco común en las mismas aguas.

Tanto “El Niño” como “La Niña” pueden entenderse como una oscilación del sistema océano-atmósfera, con importantes consecuencias a nivel global, cuya periodicidad es de tres a siete años.

Su nombre proviene de las costas de Perú, donde algunos pescadores asociaban la aparición inusual de aguas cálidas con el nacimiento del “niño Jesús”, dado que éstas se hacían presente cerca de la Navidad.

¿Cómo se produce?

El fenómeno se origina gracias a la interacción entre el océano y la atmósfera. De hecho, su nombre completo es “ENSO” (El Niño – Southern Oscillation), que indica la combinación de dos eventos: El Niño (evento oceánico) y la Oscilación del Sur (evento atmosférico).  

En condiciones normales, las aguas del océano Pacífico que bañan las costas de América del Sur (desde Chile hasta el sur de Ecuador) son frías y ricas en nutrientes, lo que resulta propicio para un ecosistema con abundante vida marina. Estas aguas son traídas por la corriente de Humboldt, que proviene de la Antártida. 

La corriente de Humboldt (de sur a norte) se genera para compensar el barrimiento hacia el oeste que comúnmente sufren las aguas cálidas superficiales del océano Pacífico, por la presencia de los vientos alisios. Estas aguas se alejan de Sudamérica y bañan las costas de Indonesia y Australia, mientras que la corriente de Humboldt avanza frente a las costas de Chile, Perú y el sur de Ecuador, a menos de 50 metros de profundidad.

Las aguas frías sobre la costa occidental de Sudamérica dificultan la evaporación y las precipitaciones. Pero, por otra parte, son muy ricas en nutrientes para los peces, lo que beneficia a la industria pesquera.

Los vientos alisios convergen en una zona cargada de humedad, donde la superficie del océano se encuentra relativamente caliente y la convección es intensa. En consecuencia, es una zona caracterizada por el ascenso de aire húmedo, que se bifurca en altura y, en parte, regresa hacia el este como aire seco. Luego, para completar la celda de circulación (celda de Walker), el aire seco desciende por subsidencia.

Cuando los vientos alisios se debilitan, las aguas cálidas del océano Pacífico (comúnmente barridas hacia el oeste) retornan hacia la costa sudamericana, y la corriente de Humboldt se desvanece (comúnmente compensa el barrimiento de aguas superficiales hacia el oeste). Esto provoca un aumento en la temperatura superficial del océano sobre las costas de Sudamérica, y, por el contrario, un enfriamiento en las aguas que bañan las costas de Indonesia y Australia. Estas anomalías de temperatura en la superficie oceánica producen el fenómeno que conocemos como El Niño.  

Cuando tiene lugar un evento Niño, la distribución inusual de la temperatura oceánica provoca cambios de circulación en la atmósfera, y la zona convectiva que normalmente se ubica al oeste del océano Pacífico se traslada hacia el este. Por consiguiente, tiene lugar una inversión de la celda de Walker.

El fenómeno representa importantes cambios en el clima para las regiones más afectadas, que se manifiestan principalmente en el régimen de precipitaciones. Por ejemplo, sobre Perú, comienza a llover en los desiertos, aumentan las heladas, se registran menos precipitaciones en los altiplanos, y la pesca disminuye considerablemente.

Hasta el día de hoy, el Niño se considera un fenómeno ocasional, irregular y aperiódico, que tiene un gran impacto socioeconómico en el mundo.