Meteopedia

Anemómetro

¿Qué es un anemómetro?

Llamamos «anemómetro» al instrumento que se utiliza para medir la velocidad del viento. El término proviene del griego «anemos» (viento) y «metron» (medida), y se traduce como “medida de la fuerza del viento”.

El anemómetro nos permite obtener una velocidad instantánea, pero, debido a la naturaleza cambiante del viento, resulta más útil calcular un valor medio en intervalos de 10 minutos. De hecho, por lo general, los datos de interés son el viento medio y la ráfaga máxima.

¿Cómo funciona un anemómetro?

Si bien existen diferentes tipos de anemómetros, los más comunes son los de cazoletas, que se componen de un pequeño molino de 3 aspas con cazoletas en sus extremos. Estas son movidas por el viento, y permiten calcular su intensidad a partir de la cantidad de vueltas por segundo. 

El número de vueltas que da el molinillo puede ser leído desde un contador o registrado sobre una banda de papel. Si ocurre esto último, entonces el instrumento se considera «anemógrafo».

Por lo general, este tipo de anemómetro están integrados en estaciones meteorológicas y asociados a una veleta, que se utiliza para obtener la dirección del viento.

¿Dónde instalar un anemómetro?

El instrumento debe instalarse en una zona libre de obstáculos que puedan influir en las mediciones del viento (árboles, edificios, muros, etc.). Además, debe ubicarse a una cierta altura, por encima de los 3 metros. Aunque, más específicamente, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) exige que los anemómetros oficiales se instalen en un mastín a 10 metros de altura. 

La correcta instalación de un anemómetro, en un lugar adecuado, es clave para validar la fiabilidad de sus datos.