El cambio climático, una puerta a nuevos virus

Javier Vegas

Javier Vegas

El cambio climático provoca la mutación de nuevos virus, aumentando en todo el mundo.

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El aumento de la temperatura causado por la acción del hombre ha provocado un cambio climático y un calentamiento global que ha puesto en serio riesgo el medio ambiente. Una evidencia ratificada por toda la comunidad científica que plantea nuevos retos en todos los ámbitos de la naturaleza, también en los virus, con posibles graves consecuencias en la salud pública.

Aumento del área de influencia

“En general el cambio climático afecta más a los vectores de los virus que a los virus en sí”, descata Luis Enjuanes, virólogo y profesor de investigación en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC. Además, detalla que cuanto más elevadas son la temperatura y la humedad, se favorece el transporte.  “A temperaturas de 28 o 29 grados, el virus trabaja mejor, se multiplica mejor y por tanto infecta más”, explica.

Por tanto, un aumento de la temperatura y humedad favorece un replicación de los virus, su reproducción y también que los vectores puedan vivir o trasladarse por lugares a los que hasta ahora no accedían. «Las personas tienen la capacidad de regulación térmica pero no los mosquitos” detalla Enjuanes para explicar el aumento en las áreas de influencia de los virus como sus transportadores.

Una situación similar ocurre en el caso de las aves. Como elementos de transmisión, los pájaros, al modificar sus migraciones por culpa del cambio climático, también transportan esos virus a esos nuevos lugares a los que hasta ahora no acudían.

Mutación y nuevos virus

Pero el cambio climático no solo influye a los vectores, también a nivel genético.  La modificación del medio ambiente  causa la aparición de nuevos virus o variantes víricas al ser alterado el entorno en el que viven.

Un aumento de la temperatura y humedad favorece un replicación de los virus y su reproducción

“No se generan virus de nuevo a partir de la nada. Los virus tienen un material genético que determina sus características pero ese material genético en muchos es muy flexible, posee una alta mutabilidad”, explica Esteban Domingo, investigador del Centro de Biología Molecular y presidente de la Sociedad Española de Virología.  “Es una especie de lotería genética y los virus cambian y no se puede predecir hacia donde cambian”. Recientes estudios internacionales estiman que aún quedan por descubrir un mínimo de 320.000 virus que afectan a mamíferos.

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Existe además un riesgo añadido, ya que en este nuevo ambiente alterado por la acción del hombre, puede darse la situación de que mutaciones genéticas estén en contacto con personas que no estén habitadas o preparadas para esos virus.

Deshielo y permafrost

Por su parte, las altas temperaturas registradas a nivel global, también está provocando que se derritan los polos a un ritmo muy superior de los esperado con los consiguientes riesgos que ello conlleva. “En el Polo Norte un virus lo tiene muy crudo, porque por debajo de 10 grados la polimerasa, que es su motor, no funciona y no se pueden replicar”,  comenta Enjuanes.

Sin embargo, el deshielo del permafrost, la capa del suelo que se encuentra normalmente congelada de manera permanente, también puede derivar en la aparición de nuevos cepas.  “Hay virus en todas partes, en zonas muy extremas, como Ártico y el Antártico y, si hay un calentamiento global, puede haber una liberación”, explica Esteban Domingo.

«Este caso es una posibilidad, pero de momento no se ha documentado que un patógeno para humanos que provenga ese tipo de situación», detalla Esteban Domingo. Dado el caso, además, si se funden las zonas congeladas, «lo que hay allí puede dispersar por los océano, algo que hasta ahora no había podido ocurrir”, detalla Domingo.

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