Meteopedia

Clima

¿Qué es el clima?

Es el conjunto de las condiciones meteorológicas promedio en una región determinada, evidenciadas tras un largo periodo de tiempo (no menor a 30 años). En otras palabras, el clima caracteriza el tiempo atmosférico dominante de un área concreta, en término de los valores medios de cada variable meteorológica. 

Clima y tiempo meteorológico

Si bien es normal que se los confunda, «clima» y «tiempo» son dos conceptos totalmente diferentes. El tiempo es el estado momentáneo de la atmósfera en un lugar determinado, y cambia continuamente. En cambio, el clima refiere al estado medio de las condiciones atmosféricas y a su variabilidad a lo largo de un periodo de tiempo extenso.

Por ende, decimos que el clima nos remite a los valores medios de las variables meteorológicas (temperatura, humedad, presión, precipitación, etc), calculados a partir de registros obtenidos durante un período de por lo menos 30 años, sin dejar de considerar la variabilidad observada respecto a ese promedio.

Clima y sistema climático

El concepto «clima» no ha dejado de evolucionar en las últimas décadas. A comienzos del siglo XX, tenía como eje el cálculo de valores medios de temperatura y precipitación (mensuales o estacionales) a lo largo del año en un determinado lugar. A raíz de esta mirada local, se introduce la idea de  “zonas climáticas”.

Sin embargo, a mitad del siglo XX se comenzaron a incluir otras variables atmosféricas, y también las condiciones predominantes en niveles superiores (no exclusivamente en superficie), tras comprender la importancia del transporte de energía, de agua y de momento. 

Finalmente, a finales del siglo XX nace el concepto de “sistema climático”, entendido como el conjunto de todos los subsistemas de nuestro planeta que influyen en el clima. Más específicamente, podemos definirlo como un sistema muy complejo integrado por la atmósfera, la hidrósfera, la criosfera, la litosfera y la biósfera, además de sus interacciones.

Entonces, en resumen, podemos decir que el clima define el comportamiento medio y la variabilidad de los diferentes componentes del sistema climático.

Componentes del sistema climático

  • Atmósfera

Es la delgada capa gaseosa que envuelve a nuestro planeta. Además de ser el principal componente del sistema climático, es imprescindible para el desarrollo de la vida, y en ella ocurren todos los fenómenos meteorológicos que conocemos. 

Tiene el menor tiempo de respuesta de todos los componentes del clima, que va de días a semanas. 

Los movimientos en su interior se deben principalmente al calentamiento diferencial sobre la superficie terrestre, y no se pierde en el espacio gracias a la atracción gravitatoria.

  • Hidrosfera

Se conforma por toda la masa de agua líquida en nuestro planeta. Incluye océanos, mares, lagos, ríos y aguas subterráneas. Es el componente fundamental del ciclo hidrológico.

Los océanos son la principal fuente de vapor de agua y calor en la atmósfera. Estos actúan como reguladores de la temperatura global, ya que almacenan calor durante el día y lo liberan durante la noche. Además, son importantes sumideros de dióxido de carbono y una fuente de oxígeno.

El tiempo de respuesta de los océanos varía según la profundidad: Mientras que en la capa superficial va de semanas a meses, en las capas más profundas va de siglos a milenios. Además, en la superficie, los movimientos están mayormente impulsados por el arrastre del viento. En cambio, en las profundidades, los movimientos se originan por las diferencias de densidad. 

La atmósfera y los océanos son dos componentes del clima fuertemente acoplados. Entre ellos se producen intercambios de energía, de materia y de momento, en una gran variedad de escalas espacio-temporales.

  • Criosfera

Es el conjunto de las grandes masas de hielo continental y marino, junto a toda la nieve depositada en la superficie del planeta. Su efecto sobre el clima se debe principalmente a la gran capacidad para reflejar la radiación solar (alto albedo).

Los cambios en la extensión del hielo marino y la nieve continental debido a las variaciones estacionales, modifican el balance energético superficial a escala global.

Por otra parte, las masas de hielo continental tienen un rol fundamental en el comportamiento del clima a escalas de tiempo mayores, que va de cientos a miles de años, y da lugar a períodos glaciales e interglaciares.

  • Litosfera

Está constituida por los continentes y su topografía. Tiene efectos importantes en los movimientos que se producen en la atmósfera y los océanos.

Presenta el mayor tiempo de respuesta de todos los componentes del clima. Incluso suele considerarse un subsistema invariante, a excepción de la superficie.

Su interacción con la atmósfera ocurre mediante el intercambio de masa, momento angular y calor sensible. Además, colabora en la disipación de la energía cinética (atmosférica y oceánica) por medio del rozamiento.

Por otra parte, la humedad contenida en las capas exteriores condiciona significativamente el balance energético superficial. En general, las características del suelo influyen en el albedo y, por ende, en el clima.

  • Biosfera

Es el conjunto de los seres vivos y sus interrelaciones. En otras palabras, es el ecosistema global, que agrupa a todos los organismos de nuestro planeta y sus áreas de influencia.

Tiene un rol determinante en el clima, ya que, gracias a la flora continental, modifica la rugosidad del terreno, el albedo, la evaporación, la escorrentía y la capacidad de de almacenar humedad del suelo.

Por otro lado, influye considerablemente en el balance de dióxido de carbono en la atmósfera y los océanos, por medio del proceso fotosintético. También tiene efecto sobre la concentración de otros gases de efecto invernadero como el óxido nitroso y el metano. 

La biosfera es muy sensible a los cambios en el clima, y, a su vez, genera alteraciones climáticas (retroalimentación).

Elementos del clima

El clima es la consecuencia de diferentes fenómenos meteorológicos que afectan significativamente sus características. Consideramos que los elementos constituyentes del clima son: la temperatura, las precipitaciones, la presión atmosférica, el viento y la humedad. Observar y registrar estas variables a lo largo de los años, nos permite definir cómo es el clima en un lugar determinado.

  • Temperatura

Es una medida de la cantidad de calor que posee el aire en un lugar y momento determinado. Se la considera una variable meteorológica de máxima importancia a nivel global, ya que el resto de los elementos del clima dependen de su comportamiento. No solamente determina las sensaciones de frío y calor, sino que puede condicionar el desarrollo de la vida, ya que todas las especies necesitan temperaturas en un rango determinado para poder subsistir. 

Por otra parte, la temperatura está influenciada por la cantidad de radiación solar que llega a la superficie, la nubosidad, el viento, la lluvia y la presión atmosférica.

El instrumento que se utiliza para medirla se llama “termómetro”, y permite expresar su valor numéricamente en diferentes escalas (ºC, ºK y ºF).

  • Presión atmosférica

Se define como la fuerza por unidad de área que ejerce la atmósfera en un punto determinado. Más precisamente, es igual al peso que tiene la columna de aire atmosférico sobre el sitio puntual donde se la mide. Varía inversamente con la altura, es decir, decrece a medida que nos elevamos.

Por otra parte, la presión también varía horizontalmente, es decir, en un mismo nivel. Esto se debe a las diferencias de temperatura y densidad entre las masas de aire (el aire frío es más denso y pesado que el aire cálido).

El instrumento que se utiliza para medir la presión atmosférica es el “barómetro”. Este permite expresarla en diferentes unidades, pero las más habituales son el milibar (mbar) y el hectopascal (hPa).

Por convención, se considera que 1013 hPa es el valor normal de presión atmosférica a nivel del mar.

  • Viento

Es el movimiento del aire, provocado principalmente por diferencias de presión atmosférica (desde las altas presiones hacia las bajas presiones).

El viento permite el desplazamiento de las masas de aire, además del transporte de vapor de agua y calor.

El instrumento que se utiliza para medir su velocidad se llama “anemómetro”, y por lo general permite expresarla en km/h o m/s. Por otra parte, para obtener su dirección (desde donde proviene) se emplea una veleta.

  • Humedad

La «humedad absoluta» indica la cantidad de vapor de agua contenido en el aire. La unidad más común es g/m3.

La «humedad relativa» expresa la relación entre la cantidad de vapor de agua contenido en el aire y la máxima cantidad de vapor de agua que éste puede contener. Da cuenta que tan saturado está el aire. A mayor temperatura, más vapor de agua podrá contener una masa de aire.

El valor de la humedad relativa se escribe de manera porcentual, de 0% (aire seco) a 100% (aire saturado). Este se ve afectado por el régimen de precipitaciones, la dirección del viento y la temperatura. 

El instrumento que se utiliza para medir la humedad es el “higrómetro”.

  • Precipitación

Es la caída de agua (en estado líquido o sólido) desde una nube hasta la superficie terrestre. Su estado dependerá de la temperatura y la humedad del aire.

Las precipitaciones son una importante fuente de agua, y el sustento de la humedad ambiental. Representan un proceso clave en el ciclo hidrológico.

Comúnmente se miden en litros por metro cuadrado (l/m2), o, equivalentemente, en milímetros de precipitación (altura que alcanzaría el agua caída en un recipiente cúbico con una base de un metro cuadrado). El instrumento que se utiliza para medirla se llama “pluviómetro”.

Factores modificadores del clima

Los factores modificadores del clima, o factores climáticos, condicionan el comportamiento de los diferentes elementos del clima, como la temperatura, la presión atmosférica, el viento, la humedad y la precipitación. En otras palabras, le otorgan características singulares a los distintos tipos de clima que existen.

  • Latitud

Se define como la distancia angular entre un punto de la superficie del planeta y el ecuador. El valor máximo se corresponde con los polos (90º) y el mínimo con la línea del ecuador (0º), aunque para el hemisferio sur se suelen utilizar valores negativos (para distinguirlo del hemisferio norte).

Indirectamente, los grados de latitud dan cuenta de la inclinación con la que incide la radiación solar y la diferencia de duración entre el día y la noche. Cuanto más perpendicular es la incidencia de la luz solar, más calor será absorbido por el aire en la troposfera.

La cantidad de radiación solar que llega a la superficie varía diariamente por el movimiento de rotación de nuestro planeta, y estacionalmente por el movimiento de traslación. El ángulo con el que incide la radiación solar, depende de la inclinación del eje de rotación terrestre.

La latitud nos permite diferenciar 5 franjas climáticas:

  • Franja tropical: Es una zona cálida que abarca ambos lados del ecuador, entre los trópicos de Cáncer y Capricornio (entre 30°N y 30°S). Presenta temperaturas relativamente altas durante todo el año, con poca variación. Además, se distingue por tener solo dos estaciones, una lluviosa y otra seca.
  • Franjas templadas: Existe una en cada hemisferio, entre 30° y 60° de latitud. Estas zonas tienen 4 estaciones. Presentan temperaturas cálidas en verano y frías en invierno, con períodos de transición entre ambos (primavera y otoño). 
  • Franjas frías: Se ubican en zonas polares, en torno a los polos norte y sur, entre 60° y 90°. Se destacan por tener bajas temperaturas durante todo el año, siendo gélidas en invierno, cuando apenas hay luz solar.
  • Altitud

Es la distancia que existe entre el nivel medio del mar y un punto de la atmósfera o la superficie terrestre. Se expresa en “metros sobre el nivel del mar” (m.s.n.m).

Tiene un efecto directo en la temperatura y en la presión atmosférica. Si la altitud aumenta, la temperatura disminuye (aproximadamente un grado cada 154 metros). Esto se debe a que la presión atmosférica también disminuye con la altura (debido a que la columna de aire por encima se hace cada vez menor), y si decae la presión, también la temperatura del aire.

Sin embargo, en condiciones muy estables, la temperatura puede aumentar con la altura en las capas más bajas (inversión térmica).

  • Relieve

Los sistemas montañosos son barreras naturales al movimiento del aire. Las zonas expuestas directamente a los vientos dominantes (barlovento) suelen ser húmedas, dado que reciben las precipitaciones provocadas por el ascenso forzado del aire. En contraparte, las laderas opuestas (sotavento) son más secas.

Cuando una masa de aire húmeda avanza sobre una cordillera, asciende forzosamente y se enfría. De esta manera, el vapor de agua que contiene se condensa y se forman nubes que precipitan sobre las laderas a barlovento. En cambio, a sotavento, el aire llega con mucha menos humedad, y al descender se calienta debido al aumento de la presión, lo que hace que las nubes se disipen. Esto se conoce como «efecto foehn».

Por otra parte, la manera en que se disponen las cadenas montañosas respecto a la incidencia del sol, determina dos tipos de laderas: solana y umbría (mayor y menor incidencia de la radiación solar, respectivamente). En el hemisferio norte, las solanas están orientadas hacia hacia el sur, mientras que las umbrías se orientan hacia norte. En cambio, en el hemisferio sur la situación se invierte.

  • Distancia al mar o continentalidad

El mar tiene un efecto termorregulador sobre el aire, ya que durante las noches se enfría menos y más lento que la superficie continental, y durante el día no se calienta tanto ni tan rápido.

Esto genera que la amplitud térmica de las zonas costeras sea menor que en zonas interiores. Es decir, la variabilidad de temperaturas, diaria y anual, es menor. En zonas alejadas de la costa, los veranos son más calurosos y los inviernos más fríos. De la misma manera, las temperaturas máximas diarias son más altas y las mínimas más bajas, en comparación a zonas costeras.

Por otra parte, las zonas alejadas de masas de agua como mares y océanos, suelen tener un clima más seco, con la excepción de las zonas montañosas donde las lluvias ocurren por el forzante orográfico. 

  • Circulación atmosférica

Está determinada por los vientos predominantes a escala global, que recorren grandes distancias y mayormente conservan la misma dirección. Estos vientos inducen zonas de convergencia y divergencia en superficie, lo que permite ascensos (en el primer caso) y descensos (en el segundo caso) de masas de aire. En las regiones donde las masas de aire descienden, existe un predominio de altas presiones, y, por el contrario, en áreas donde el aire asciende, se desarrollan sistemas de baja presión.

Los sistemas de baja presión más profundos, predominan en la Zona de Convergencia Intertropical (cerca del ecuador) y en la zona de las bajas subpolares (cerca de los 60° de latitud). En el primer caso, se debe a la convergencia de los vientos alisios de ambos hemisferios, y en el segundo, a la convergencia de los vientos del oeste y los vientos polares. Por otra parte, los anticiclones más intensos se ubican en torno a los 30° de latitud y también cerca de los polos.

Esto no quiere decir que no pueden formarse sistemas de baja y alta presión en otras zonas, sino que la circulación atmosférica a gran escala favorece la tendencia mencionada. 

  • Corrientes oceánicas

Es un movimiento de masas de agua que tiene lugar en el océano. Las corrientes pueden ser frías o cálidas, según el transporte de calor que favorecen, y condicionan el clima de las zonas costeras. Las cálidas permiten una mayor evaporación (mayor humedad en el aire), mientras que las frías propician ambientes más secos.

Por ejemplo, una de las corrientes superficiales más importantes es la del Golfo, que transporta agua templada desde el Golfo de México hasta las costas de Europa y el Ártico. Contribuye a que los inviernos sean más húmedos y menos fríos en el oeste y norte de Europa, en comparación con latitudes similares en la costa este de América. Por el contrario, paralela a la costa occidental de Sudamérica, encontramos la corriente de Humbdolt, que traslada aguas frías de sur a norte, y permite un ambiente más seco en esta costa.

  • Vegetación

La vegetación también tiene un rol en el clima. Su presencia favorece un ambiente más fresco y húmedo, con mayores precipitaciones.

Clasificaciones climáticas

Los climas pueden clasificarse en función de distintos parámetros como la altitud, la temperatura y la precipitación. Si consideramos solamente la temperatura, podemos diferenciar tres tipos:

  • Clima sin invierno: Se encuentra en las zonas bajas intertropicales, donde la temperatura media es superior a los 18°C durante todo el año. 
  • Clima de latitudes medias: Es habitual entre los 30º y 60º de latitud. Cada año se compone de 4 estaciones.
  • Clima sin verano: Propio de las regiones polares, donde todos los meses tienen una temperatura media inferior a los 10°C.

En cambio, si la clasificación se hace en función de la precipitación, encontramos: clima árido, semiárido, subhúmedo, húmedo y muy húmedo.

Por último, si consideramos la altitud, la clasificación climática nos queda: 

  • Clima macrotérmico: Presenta temperaturas elevadas constantemente. Puede encontrarse entre el nivel del mar y los 1000 m de altura.
  • Clima mesotérmico o de piso templado: Se ubica entre los 1000 y los 2500 o 3000 m de altitud.
  • Clima microtérmico o de piso frío: Desde los 2500 o 3000 m hasta el nivel de las nieves perpetuas (4700 m de altitud, aproximadamente).
  • Clima gélido: Se encuentra por encima de los 4700 m de altitud, donde la nieve y el hielo aparecen de forma perpetua.

No obstante, para una clasificación más realista de los climas, la temperatura y la precipitación deben ser consideradas de forma conjunta (además de otros factores como la vegetación). A raíz de esto, Wladimir Köppen propuso una nueva clasificación climática en 1884, conocida como la “Clasificación climática de Köppen”, y hasta la actualidad es la más utilizada.

Clasificación climática de Köppen (Tipos de clima)

El autor define 5 categorías climáticas principales, que se indican con letras mayúsculas: climas tropicales (A), climas secos (B), climas templados (C), climas continentales (D) y climas polares (E).

A su vez, estas categorías se subdividen en 13 tipos de clima fundamentales, que se nombran con la combinación de una letra mayúscula (indica la categoría climática) y una minúscula (identifica el tipo de clima).

Y, por último, existe un tercer nivel de clasificación que indica una característica más específica del tipo de clima, y se representa con una segunda letra minúscula.

Las temperaturas y precipitaciones medias, mensuales y anuales, son los parámetros que se utilizan para identificar a cada tipo de clima, además de la presencia y distribución de la vegetación. 

  • Climas Tropicales (Grupo A)

Son propios de áreas intertropicales. Incluyen zonas donde la temperatura media es superior a los 18°C durante todo el año, y las lluvias son abundantes (superiores a la evaporación). 

Según el comportamiento de las precipitaciones, pueden identificarse 3 subcategorías:

  • Clima ecuatorial (Af): Cálido y lluvioso todo el año, sin estaciones. Precipitaciones anuales superiores a los 2500 mm, con máximos de hasta 6000 mm.
  • Clima monzónico (Am): Presenta una estación menos lluviosa, y un máximo pluviométrico asociado a la cercanía de la zona de convergencia intertropical.
  • Clima de sabana (Aw): Tiene dos estaciones bien marcadas, una húmeda monzónica y otra seca. Se considera un clima de transición entre el monzónico y el semiárido cálido.
  • Climas secos (Grupo B)

Son característicos de las estepas y los desiertos, donde las precipitaciones son inferiores a la evapotranspiración potencial. Se encuentran en zonas subtropicales y en el interior de los continentes de la región intertropical. En este caso, la clasificación depende del grado de aridez (segunda letra) y el régimen de temperaturas (tercera letra).

  • Clima estepario (Bs): Las precipitaciones son escasas pero superiores al clima desértico. Si la temperatura media anual es superior a los 18°C, hablamos de clima estepario cálido (Bsh). En cambio, si es menor a los 18°C, se denomina clima estepario frío (Bsk).
  • Clima desértico (Bw): Las precipitaciones son inferiores que en cualquier otro tipo de clima, tal que la vegetación resulta inexistente. Si la temperatura media anual no alcanza los 18°C, decimos que es un clima desértico frío (Bwk). Por otra parte, si son superiores a los 18°C, el clima es desértico cálido (Bwh).
  • Climas templados (Grupo C)

Se encuentran en latitudes medias. Son climas intermedios entre los climas tropicales y los polares. La segunda letra queda determinada por el comportamiento de las precipitaciones (s: verano seco, w: invierno seco, f: húmedo), mientras que la tercera hace referencia a las temperaturas de verano (a: subtropical, b: templado, c: frío). La clasificación resultante es:

  • Clima mediterráneo (Cs): Tiene veranos secos, y la mayor parte de las precipitaciones ocurren en otoño y/o primavera. Si la temperatura media del mes más cálido (en verano) supera los 22°C, hablamos de clima mediterráneo subtropical (Csa). En cambio, si no se supera ese umbral, el clima se considera mediterráneo templado (Csb).
  • Clima templado subhúmedo (Cw): Se caracteriza por tener inviernos secos y veranos lluviosos. Se encuentra en latitudes subtropicales y subecuatoriales, comúnmente a una cierta altitud. Según que tan caluroso sea el verano, se puede diferenciar la variante subtropical (Cwa) y la templada (Cwb).
  • Clima oceánico (Cf): Gracias a la influencia marítima, se destaca por ser muy húmedo y presentar lluvias abundantes durante todo el año. La variante subtropical (Cfa) es común en la costa este de los continentes, entre los 20 y 30° de latitud, la templada (Cfb) puede encontrarse en el margen occidental de los continentes, entre los 40 y 55°, y la fría (Cfc) es propia de zonas más próximas a los polos.
  • Climas continentales (Grupo D)

Presentan una gran amplitud térmica entre el verano y el invierno, mientras que la primavera y el otoño son más cortos y variables. Son climas típicos del hemisferio norte, ya que la masa continental en el hemisferio sur es mucho menor. Con respecto a la subdivisión en climas más específicos, la segunda y tercera letra de las denominaciones tienen el mismo significado que en el grupo C, pero se añade una tercera letra (d) para climas con inviernos extremadamente fríos.

  • Clima continental de verano cálido (Dfa, Dwa, Dsa): Tiene inviernos fríos y veranos cálidos o muy cálidos. Se encuentra en el interior de los continentes, entre los 30º y 40° de latitud.
  • Clima continental de verano fresco (Dfb, Dwb, Dsb): Tiene veranos más frescos que en el caso anterior. Se puede encontrar en latitudes entre los 40° y 50°.
  • Clima continental subártico (Dfc, Dwc): Tiene inviernos muy largos y fríos, con veranos cortos e incluso fríos. Por lo general, lo encontramos entre los 50° y 60° de latitud.
  • Clima continental subártico extremadamente frío (Dfd, Dwd): Tiene inviernos gélidos (los más fríos del hemisferio norte) que duran hasta 9 meses, y veranos muy cortos. Se ubican mayormente en el nordeste de Siberia.
  • Climas polares (Grupo E)

Pertenecen a las regiones polares y a las cimas de los sistemas montañosos más altos del mundo. En estas zonas, las temperaturas son muy bajas durante todo el año, y las lluvias muy escasas. Se clasifican en:

  • Tundra (Et): Puede encontrarse en el extremo norte de Norteamérica y Eurasia, donde la temperatura media del mes más cálido es inferior a 10°C. 
  • Hielos perpetuos (Ef): Es propio de la Antártida, el interior de Groenlandia y la cima del Himalaya. Ningún mes tiene temperaturas medias positivas y no existe ningún tipo de vegetación.

Con los años también incorporó el “clima de las tierras altas” al grupo E, para incluir en una misma categoría a todos los climas de las zonas más elevadas del planeta (Andes, Himalaya o Rocosas). 

Forzamiento climático

El clima evoluciona contínuamente en función de múltiples factores. Están los factores internos, es decir, asociados a la propia dinámica del planeta (como la interacción entre la atmósfera y los océanos), y también existen los factores externos, responsables del forzamiento radiativo. 

Los factores externos, o “forzantes radiativos”, pueden ser de origen natural o antropogénico (solo el segundo caso el responsable del cambio climático actual). Llamamos “forzamiento radiativo” a los cambios inducidos en los flujos radiativos (entrantes o salientes) como consecuencia de las alteraciones en algunos procesos o en la composición química de la atmósfera, que finalmente logran modificar el equilibrio energético del planeta. Dicho equilibrio surge de la diferencia entre la radiación solar absorbida por la Tierra y la radiación infrarroja devuelta hacia el espacio.

Un forzamiento radiativo positivo implica que la Tierra recibe más energía de la que emite, y provoca un calentamiento. En contraparte, un forzamiento negativo indica que el planeta emite más energía de la que absorbe, y genera un enfriamiento.

El forzamiento radiativo positivo más importante es de origen antropogénico: El efecto invernadero intensificado. Este se debe a los cambios en la composición de la atmósfera, generados por las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero (como el CO2, el N2O, el CH4, entre otros). 

Los gases de efecto invernadero permiten que la radiación solar llegue a la superficie, pero absorben la radiación infrarroja que el planeta devuelve hacia el espacio exterior. El resultado es un incremento de la temperatura superficial en todo el planeta, mejor conocido como calentamiento global.

Debido a la intensificación del efecto invernadero, generada por la acción humana, se calcula que, desde la era preindustrial, la temperatura media del planeta aumentó en más de 1°C. Además, se espera que las temperatura continúe aumentando exponencialmente. Estas emisiones se producen en actividades como la quema de combustibles fósiles, los cambios en el uso del suelo, la agricultura y la ganadería, entre otras.

Por otra parte, algunos los mecanismos de forzamiento radiativo natural son:

  • Variabilidad solar: Los cambios cíclicos en la actividad solar pueden provocar un calentamiento o enfriamiento del planeta según la cantidad de radiación que se emite.
  • Variaciones orbitales: Los cambios de la órbita terrestre alrededor del Sol, modifican la cantidad de radiación solar que llega a nuestro planeta. Estos pueden afectar considerablemente la distribución estacional y latitudinal de la energía recibida. De hecho, son los responsables de la alternancia de períodos glaciales e interglaciales.
  • Actividad volcánica: Las grandes erupciones volcánicas pueden generar un enfriamiento a escala global, ya que liberan a la atmósfera grandes cantidades de sustancias que reflejan la radiación solar, como SO2 (dióxido de azufre), cenizas y otros aerosoles. 

Cambio climático

Hablamos de «cambio climático» para referirnos a la variación del clima a nivel global, tanto por causas naturales como antropogénicas. Las alteraciones en el clima se reflejan en todas las variables atmosféricas (temperatura, precipitaciones, nubosidad, entre otras), y en escalas temporales diversas.

Sabemos que en nuestro planeta han tenido lugar diferentes períodos de cambio climático. Estos siempre fueron causados por diferentes factores de origen natural, como variaciones en la órbita de la Tierra alrededor del Sol, anomalías en la actividad solar, erupciones volcánicas, la deriva continental o incluso el impacto de meteoritos. No obstante, el cambio climático actual se debe solo a causas antropogénicas. Es decir, es consecuencia de actividades humanas que alteran la composición de la atmósfera e intensifican el efecto invernadero, provocando un calentamiento global. 

El cambio climático actual se caracteriza también por ser bastante acelerado. La velocidad a la que se registran cambios en la temperatura media, supera a la de cualquier otro período de calentamiento. Esta última ha aumentado considerablemente desde la Revolución Industrial. Más precisamente, desde 1880 se ha incrementado en aproximadamente 1°C, y dos tercios de este aumento ocurrió desde 1975. De esta manera, se hace evidente que las consecuencias del calentamiento global tienen un comportamiento exponencial. De hecho, se estima que, hacia el final del siglo, la temperatura media global escalará un grado más respecto a los niveles actuales.