Meteopedia

Remolino

¿Qué es un remolino?

Se conoce como «remolino» al fenómeno natural que implica la rotación de una columna de aire, agua u otro fluido. En meteorología, el término se refiere a un vórtice de aire cuyo diámetro puede ir desde varios centímetros a metros. 

Los remolinos de aire suelen formarse en la capa más superficial de la atmósfera, en situaciones inestables, y se caracterizan principalmente por generar ráfagas de viento de variada intensidad.

¿Por qué se forma?

Los remolinos se producen por una irregularidad local en el flujo de aire, también conocida como “turbulencia”. Estas irregularidades se generan mayormente en la capa límite planetaria, debido a la fricción existente entre el aire y la superficie.

El flujo de aire también puede perturbarse por la presencia de obstáculos como árboles, colinas, montañas, edificios, etc. En cualquiera de los casos, pueden dar lugar a la formación de remolinos.

Para entender el origen de los remolinos es necesario analizar la atmósfera en pequeña escala, por lo que la rama de la meteorología que se encarga de estudiarlos es la “micrometeorología”. 

Tipos de remolinos

Más allá de los remolinos pequeños que suelen formarse cerca del suelo (reconocibles por el típico movimiento circular de hojas) existen otros remolinos de dimensiones mayores, que reciben una denominación propia y, en algunos casos, pueden resultar muy peligrosos.

  • Tolvaneras

Son remolinos de polvo que se presentan mayormente en regiones áridas, a campo abierto, durante tardes muy calurosas. Se originan desde el suelo pero no llegan a conectarse con una nube convectiva.

Las tolvaneras se forman por inestabilidades de microescala asociadas al calentamiento diurno de la superficie terrestre. Por lo general, su diámetro varía entre uno y diez metros, y no suele elevarse a más de unos pocos metros de altura. En la mayoría de los casos, dura solo unos minutos y no provoca vientos significativos.

  • Vórtices de racha o gustnados

Son remolinos de viento que se forman por delante de las tormentas, sobre el frente de ráfagas (o “frente de racha”). Se presentan cuando los vientos generados por una tormenta son muy intensos. Cuando esto ocurre, el rozamiento con la superficie puede perturbar el flujo hasta provocar la formación de un vórtice.

Este tipo de remolino se origina desde suelo, pero no llega a conectar con ninguna nube. Pueden alcanzar alturas de hasta 100 metros y tener un diámetro de decenas de metros.

Si bien no son tan destructivos como los tornados, las fuertes ráfagas de viento asociadas pueden llegar a provocar daños.

  • Tornados

Son los remolinos más peligrosos, ya que pueden provocar ráfagas de viento mayores a los 300 km/h. Sin embargo, la mayoría de los tornados no suele alcanzar tal categoría.

Los tornados se forman en presencia de tormentas supercelulares, que se caracterizan por tener una corriente de aire rotatoria en su interior, también conocida como “mesociclón”.

Se originan desde la base de una nube cumulonimbus y luego descienden hasta la superficie. Su formación requiere una atmósfera muy inestable, caracterizada por una fuerte cortante vertical del viento y movimientos verticales muy intensos.

El diámetro de un tornado puede ir desde decenas a centenares de metros, y la duración más típica oscila entre los 5 y los 30 minutos.

Cuando el tornado se desarrolla sobre el mar, y no logra tocar tierra, recibe el nombre de “tromba marina”.

  • Tubas

Similar a los tornados, las tubas o “nubes embudo” son vórtices que se extienden desde la base de una nube cumulonimbus, pero, a diferencia de estos, no llegan a tocar la superficie.

Si bien no representan un peligro directo (ya que no descienden hasta la superficie), su presencia es un claro indicador de condiciones atmosféricas muy inestables, que pueden dar lugar a la ocurrencia de fenómenos severos.