Meteopedia

Rocío

¿Qué es el rocío?

En meteorología, se conoce como «rocío» al fenómeno que implica la formación (y el depósito) de gotitas de agua sobre una superficie lo suficientemente fría, debido a la condensación del vapor contenido en el aire que se encuentra inmediatamente por encima. 

Por lo general, si el aire se encuentra humedecido, el rocío se presenta durante las primeras horas de la mañana, cuando la temperatura del suelo alcanza su valor mínimo del día.

¿Por qué se produce?

El rocío se produce cuando una masa de aire húmedo superficial experimenta un enfriamiento considerable. 

Si el aire consigue enfriarse lo suficiente, puede llegar a saturarse, es decir, puede alcanzar una humedad relativa del 100%, que equivale a contener todo el vapor de agua posible. Esto se debe a que la capacidad del aire para almacenar vapor de agua disminuye a medida que este se enfría, y viceversa.

Luego, si el aire se satura, el vapor de agua presente tenderá a condensarse, formando gotitas de agua líquida sobre el suelo o cualquier objeto sobre él. La temperatura a la que esto ocurre se la conoce como «punto de rocío», y su valor depende de qué tan húmeda se encuentre la masa de aire. 

En líneas generales, podemos decir que:

  • Mientras más húmeda se encuentre una masa de aire, mayor será su punto de rocío, es decir, menor será el enfriamiento necesario para que pueda alcanzar la saturación.
  • Por el contrario, mientras más seca se encuentre una masa de aire, menor será su punto de rocío, es decir, mayor será el enfriamiento necesario para que pueda alcanzar la saturación.

En resumen, para la formación de rocío se necesita vapor de agua presente en el aire cercano a la superficie y un mecanismo de enfriamiento. Por lo general, las condiciones para la ocurrencia de este fenómeno se dan por las noches, cuando el enfriamiento radiativo planetario (emisión de radiación infrarroja desde la superficie) provoca un decaimiento de la temperatura del suelo y, a su vez, del aire contiguo. 

Desde ya, este mecanismo de enfriamiento no siempre es igualmente efectivo, sino que depende de otros factores como el viento y la cobertura nubosa. Respecto al primero, una noche sin viento es más propicia para la formación de rocío, ya que no presentará mezcla de aire en capas bajas, por lo que la transferencia de calor hacia el suelo sucederá más rápidamente, y la temperatura del aire bajará más. Por otra parte, respecto a la cobertura nubosa, una noche despejada también favorece el descenso de temperatura en la superficie, ya que las nubes pueden reflejar parte de la radiación infrarroja y oponerse al enfriamiento. 

Es importante mencionar que tanto el viento en calma como la ausencia de nubes en el cielo son condiciones típicas de situaciones anticiclónicas, caracterizadas por una gran estabilidad atmosférica. Entonces, si combinamos el enfriamiento nocturno con la presencia de un anticiclón y una masa de aire relativamente húmedo, tendremos todo lo necesario para presenciar la formación de rocío, principalmente en las primeras horas de la mañana.

¿Cómo se mide el rocío?

El dispositivo que se utiliza para estimar la cantidad de rocío formado por unidad de tiempo en una determinada superficie se conoce como «drosómetro».

Es un dispositivo clásico que puede registrar las variaciones en el peso de una pequeña superficie de condensación artificial, que se encuentra suspendida de un brazo, unido a un puntero. Lógicamente, cuando se forman las gotitas de agua sobre la superficie de condensación, su peso aumenta, y, gracias al cambio registrado, puede estimarse la cantidad de rocío.

Sin embargo, como todos los dispositivos de superficie artificial, el drosómetro solamente brinda una medida del potencial meteorológico para la formación de rocío. 

La cantidad real de rocío depositado en un área determinada depende en buena parte de las propiedades de la superficie. Por tal motivo, para realizar una medición exacta, suelen colocarse plantas, hojas o columnas enteras de suelo en una balanza con superficie, a la misma altura y en el mismo entorno donde se produciría el fenómeno de manera natural.

Diferencia entre rocío, helada y escarcha

Cómo se dijo anteriormente, el rocío es el depósito de gotitas de agua líquida sobre una superficie lo suficientemente fría, debido a la condensación del vapor contenido en el aire que se encuentra por encima. La formación de rocío ocurre cuando la temperatura del aire contiguo al suelo desciende hasta alcanzar el punto de rocío. 

Sin embargo, si la temperatura continúa disminuyendo después de haberse formado el rocío, y alcanza los 0ºC (punto de congelación del agua pura), las gotitas de agua líquida van a congelarse. El resultado es lo que se conoce como «helada», que es prácticamente el depósito de cristales de hielo sobre la superficie debido a un congelamiento del rocío. Este fenómeno se caracteriza principalmente por generar una capa blanquecina sobre el suelo o cualquier objeto igualmente frío, y, según cual sea su mecanismo de formación, se pueden distinguir diferentes tipos:

  • Helada por radiación: Se forma como consecuencia del enfriamiento radiativo nocturno, potenciado por determinadas condiciones atmosféricas. 
  • Helada por advección: Se origina por la llegada de aire muy frío proveniente de latitudes mayores, con temperaturas por debajo de los 0ºC. 
  • Helada por evaporación: Es causada por el enfriamiento que genera la evaporación de agua líquida sobre la superficie o la vegetación.

Por otra parte, también puede ocurrir que el vapor de agua pase directamente a estado sólido, sin haberse condensado primero en gotitas de agua. Este proceso se conoce como “deposición” del vapor, y tiene lugar cuando el punto de rocío es tan bajo que resulta inferior a los 0ºC. El fenómeno resultante es aquel que conocemos como «escarcha», que se forma en entornos muy fríos y secos, a diferencia del rocío o la helada, que necesitan humedad en el aire. Similar a la helada, cuando se forma escarcha podemos observar una capa de hielo cristalina sobre la superficie, pero, a diferencia del primero, si miramos muy de cerca veremos que el depósito de cristales se realiza en forma de escamas, agujas, abanicos o plumas.