Meteopedia

Sequía

¿Qué es la sequía?

Llamamos «sequía» a un periodo prolongado de escasez en las precipitaciones, respecto a los valores normales para una determinada región.

La ausencia de precipitaciones no implica necesariamente una sequía, ya que el criterio depende de la climatología local. Por ejemplo, un déficit de lluvias en una región húmeda (donde las lluvias son abundantes todo el año) probablemente no se considere “sequía” en una zona árida (donde rara vez llueve). Para hablar de sequía, debe presentarse una anomalía negativa respecto al régimen de precipitaciones habitual.

Por este motivo, no existe un criterio único y universal para determinar el inicio, el final o la intensidad de una sequía, ya que depende del clima de cada lugar, y también del impacto en los usuarios del agua. Aún así, pueden utilizarse diferentes indicadores para comprobar si la situación se corresponde con una sequía, como el SPI (Índice Estandarizado de Precipitación) o el SPEI (Índice Estandarizado de Evapotranspiración).

Se considera “sequía absoluta” en una región cuando en ningún punto de la misma se registran valores de precipitación mayores a 1 mm durante al menos 15 días. En cambio, hablamos de “sequía parcial” cuando en un período de 29 días la precipitación media diaria no excede los 0.5 mm. Una sequía se identifica más fácilmente cuando se relaciona la escasez de lluvias con la cantidad insuficiente de agua para satisfacer las necesidades de humanos, animales y plantas.

Toda sequía comienza con la escasez de precipitaciones (sequía meteorológica), que, a su vez, puede generar una escasez de recursos hídricos (sequía hidrológica). Además, si el fenómeno impide que se pueda satisfacer la demanda de agua para uso humano o industrial, se considera una situación de escasez de agua.

¿Por qué se producen sequías?

Los eventos de sequía suelen estar asociados a situaciones de bloqueo atmosférico, con anticiclones (sistemas de alta presión) que persisten en una determinada zona e impiden el avance de cualquier perturbación. A su vez, las causas de este tipo de situaciones pueden ser naturales o antropogénicas.

Dentro de las causas naturales, encontramos los cambios en los patrones de la circulación atmosférica, las variaciones en la actividad solar y los diferentes fenómenos de interacción atmósfera-océano. En cuanto a las causas antropogénicas, estas se relacionan con el cambio climático actual. Ya se ha demostrado la relación entre el calentamiento global y el aumento en la frecuencia y duración de este fenómeno extremo.

En conjunto, todas las causas provocan un régimen anómalo de precipitaciones, con zonas que presentan un superávit y otras sufren un déficit. Siempre existen regiones del planeta en situación de sequía mientras que, al mismo tiempo, otras presentan lluvias superiores a lo normal.

Tipos de sequías

  • Sequía meteorológica: Ocurre cuando se registra una cantidad de precipitación inferior a lo normal durante un período prolongado de tiempo, en una determinada región y en una estación específica del año. Es la antecesora de los otros dos tipos. 
  • Sequía hidrológica: Es consecuencia de la primera. Ocurre cuando las reservas de agua en acuíferos, ríos, lagos y presas están por debajo de la media estadística.
  • Sequía agrícola: Tiene lugar cuando existe un déficit en el agua disponible para los cultivos. Afecta a los campos de cultivo y a la ecología de una zona geográfica muy concreta.

Consecuencias de una sequía

La sequía es uno de los fenómenos meteorológicos extremos que más impacto tiene en la sociedad. Lamentablemente, se espera que en las próximas décadas aumente su frecuencia e intensidad, como consecuencia del cambio climático.

Sus efectos alcanzan principalmente a la agricultura, la ganadería, la producción energética (hidroeléctrica) y al medio ambiente (aumento de la contaminación y de los incendios forestales). 

A través de la historia, siempre representó una amenaza para la supervivencia de poblaciones, generando migraciones masivas, hambrunas y hasta conflictos bélicos. Actualmente, la sequía puede tener un impacto socio-económico capaz de afectar a millones de personas.

¿Cómo combatir las sequías?

Si bien las sequías no pueden evitarse, es posible realizar acciones para mitigar sus efectos, como la construcción de embalses, la optimización del consumo de los recursos hídricos (superficiales y subterráneos) o la reutilización de las aguas residuales mediante su tratamiento. 

Cada 17 de junio, desde 1994, se celebra el “Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía”, con el propósito de concienciar acerca de las iniciativas internacionales para lidiar con estos fenómenos extremos.