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Tsunami

¿Qué es un tsunami?

El tsunami consiste en una o varias olas de gran altura que se producen gracias al desplazamiento vertical de una gran masa de agua, en mares u océanos. Se considera un fenómeno extremo y muy peligroso, que puede originarse como consecuencia de un evento extraordinario como un terremoto, el desprendimiento de un glaciar, la erupción de un volcán o hasta el impacto de un meteorito. 

Las olas de un tsunami se desplazan velozmente en todas direcciones, desde su punto de origen. Si bien estas pierden velocidad cuando llegan a las costas, la altura de las olas suele incrementarse considerablemente, hasta alcanzar alturas de hasta 30 metros. Además, estas olas gigantes pueden llegar varios kilómetros tierra adentro, por lo que tienen un alto potencial destructivo.

La mayoría de los tsunamis son generados por terremotos en el fondo del mar, también conocidos como «maremotos». Estos provocan alteraciones en grandes masas de agua, que al intentar retornar al equilibrio dan lugar a olas de gran tamaño. La diferencia entre las olas de un tsunami y las olas que pueden generarse por el viento, radica en que las primeras desplazan una cantidad de agua mucho mayor. Además, las olas que se forman por la marea son mucho más lentas y no representan mayores riesgos.

El tamaño del tsunami va a depender de la “fuerza detonante” (por ejemplo: la magnitud de un terremoto) y de la deformación vertical del fondo oceánico. Los tsunamis de mayor tamaño y, por ende, con una capacidad destructiva superior, se conocen como «megatsunamis». Desde ya, no todos los terremotos generan tsunamis. Por lo general, los sismos que los provocan son de magnitud 7 o superior. La causa puntual de las olas gigantes suele ser el movimiento de subducción, es decir, la placa tectónica oceánica introduciéndose por debajo de la placa continental. 

La energía de los tsunamis no solo depende de la altura de las olas, sino también de la distancia entre ellas y de la longitud de su frente. Por lo general, el tamaño de las olas de un tsunami en aguas profundas no supera el metro, pero la longitud de onda (la distancia entre las olas) puede ser de cientos de kilómetros, y esto provoca que puedan crecer notablemente, gracias a que la velocidad de las mismas decae a medida que se acercan a la costa. En términos físicos, lo que ocurre es una transformación de energía cinética en energía potencial. 

¿Dónde son más esperables los tsunamis?

Las zonas más favorables para la ocurrencia de tsunamis son aquellas donde se producen movimientos de subducción, como por ejemplo a orillas del océano Pacífico, considerada la región sísmica más importante del planeta. Entre las áreas que presentan un mayor riesgo de tsunamis, se encuentran las costas de Japón, Perú, Chile, y las islas del sudeste asiático. Este fenómeno también es bastante posible en el extremo noroeste de EEUU y el suroeste de Canadá (región de Cascadia), como también en las Islas Aleutianas y en la península de Kamchatka, ubicadas en la zona norte y noroeste del océano Pacífico.

En el mar de Japón son muy frecuentes los terremotos debido a que ahí confluyen tres placas tectónicas, las cuales están en continuo movimiento. Estos suelen ser lo suficientemente intensos como para generar tsunamis. Y aunque el país se encuentre muy preparado para hacer frente a este fenómeno, mediante la creación de barreras anti-tsunami y la implementación de sistemas de alerta, no siempre es suficiente. Por otra parte, como en el sudeste asiático el movimiento de las placas es más lento, los tsunamis ocurren con menor frecuencia. También se han registrado tsunamis en el océano Atlántico, como el de Lisboa en 1755 y el de Sicilia en 1908.

¿Cuál fue el tsunami más grande de la historia?

El tsunami más grande del que se tiene registro sucedió el 9 de julio de 1958 en Bahía Lituya, al noreste del golfo de Alaska. Fue calificado como megatsunami. Un sismo de magnitud 8.3 provocó el desprendimiento de la ladera entera de una montaña sobre el agua de la bahía, lo que generó una ola increíblemente gigante de 524 metros. El tsunami destrozó toda la costa de la bahía y también los miles de árboles que la rodeaban, pero, como ocurrió en un área despoblada, sólo se llevó la vida de dos personas.

Tsunamis más devastadores de la historia reciente

Los tsunamis han provocado cientos de miles de muertes a lo largo de la historia. En los últimos 100 años, estos se consideran los más devastadores:

1960, Valdivia (Chile) 

Ocurrió el 22 de mayo de 1960, como consecuencia de un terremoto de magnitud 9.5 (el más fuerte desde que se tiene registros). Su epicentro fue la costa sur de Chile, pero a miles de kilómetros también se sintieron sus efectos. Durante el fenómeno se liberó una energía equivalente al lanzamiento de 20.000 bombas nucleares. El tsunami impactó con múltiples olas, con períodos de media hora aproximadamente entre cada una. La primera ola alcanzó una altura de 5 metros, la segunda llegó a los 8 metros y la tercera a los 11 metros. Sus efectos se sintieron incluso en zonas muy alejadas como Japón, Hawái y Filipinas, con olas de hasta 2 metros que se registraron casi un día después del sismo. El fenómeno se llevó la vida de 2.000 personas y dejó alrededor de 2 millones de damnificados.

2004, Océano Índico

Tuvo lugar el 26 de diciembre de 2004. Se lo considera uno de los mayores desastres naturales de la historia moderna, y, particularmente, el tsunami más destructivo del que se tiene conocimiento. Comenzó con un terremoto de magnitud 9.1 al sur de la isla de Sumatra (Indonesia), en el mar Índico, que provocó una gran elevación en el nivel del mar, con olas de hasta 30 metros. Los países más afectados fueron Indonesia, India, Tailandia, Malasia, Sri Lanka, Bangladesh, Somalia, Kenia, Tanzania y Sudáfrica, además de otras islas del océano Índico. El tsunami provocó el número más grande de fallecidos que se conoce por un evento similar, con al menos 220.000 vidas perdidas y miles de desaparecidos. Incluso se registraron muertes a más de 8.000 km del epicentro del sismo, en Sudáfrica. Las áreas alcanzadas por el tsunami resultaron completamente arrasadas, y,además de las importantísimas pérdidas humanas, el fenómeno también significó pérdidas materiales muy elevadas. La ayuda humanitaria que se necesitó luego de la catástrofe no tuvo precedentes.

2011, Japón

Este tsunami golpeó las costas de Japón el 11 de marzo de 2011. Se originó por un terremoto de magnitud 9.0, cuyo epicentro se ubicó frente a las costas orientales del país, en el área de Miyagi, a 330 kilómetros de la capital. En la historia de Japón, este fue el sismo más fuerte jamás registrado. Las grandes olas arrasaron la costa nordeste de Japón, y en pocas horas alcanzaron diferentes áreas costeras del océano Pacífico. El número de personas fallecidas superó los 15.000, además de los miles de desaparecidos. Otra grave consecuencia del sismo fue que se cortó el suministro eléctrico de la central nuclear de Fukushima, por lo que quedó sin refrigeración. Por tal motivo, 4 reactores quedaron dañados y el gobierno japonés tuvo que dar a conocer que se alcanzó el nivel máximo de peligrosidad en la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos, que es comparable solamente con el accidente nuclear de Chernóbil. A raíz de esto, se evacuaron alrededor de un millón y medio de personas en Sendai y Fukushima. En cuánto a la pérdida económica, el tsunami significó para Japón entre el 3% y el 5% de su PBI.

Sistemas de alerta por tsunamis

Con el fin de informar y prevenir a la población (principalmente de zonas costeras) sobre la llegada de un tsunami, organismos oficiales de diferentes partes del mundo emiten alertas. Los indicadores más importantes provienen de redes de sismómetros y estaciones de medición del nivel del mar, desde donde los diferentes centros de alerta reciben datos en tiempo real para ser analizados. Cuando se detecta un tsunami potencialmente peligroso, estos centros emiten órdenes para evacuar a la población. El centro mundial de alertas por tsunamis se ubica en Hawái, y permanentemente se encuentra enlazado a la red global de alertas por este fenómeno. 

Los países que tienen mayor riesgo de tsunami, también implementan un sistema de alerta basado en sirenas de alta potencia. Su finalidad es advertir a la población cuando el fenómeno es inminente. Esto sucede, por ejemplo, en Japón. Con respecto a España, el país por primera vez posee un sistema de alerta temprana por tsunamis, gracias al plan estatal “Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos”, que se aprobó en 2021. Desde entonces, el Sistema Nacional de Alerta por Maremotos (SINAM) está listo para detectar la generación de tsunamis y transmitir la información a las autoridades. En el SINAM se integra la Red Sísmica Nacional, la red de mareógrafos de Puertos del Estado, y los todos los sistemas de detección temprana del Instituto Español de Oceanografía. Además, también utiliza los datos que provienen de instituciones internacionales y países vecinos.

Con el fin de hacer más efectiva la comunicación en situaciones donde se debe alertar a la población, se estableció un sistema de avisos que distingue (en tres colores) el grado de severidad potencial de un tsunami.

  • Nivel rojo (Alerta): Al tocar tierra, la altura máxima de la ola es superior a 1 metro.
  • Nivel amarillo (Aviso): Al tocar tierra, la altura máxima de la ola se ubica entre 0,5 y 1 metro.
  • Nivel verde (Información): No hay riesgo de tsunami o la altura máxima de la ola al tocar tierra es inferior al medio metro.

¿Cómo debemos actuar ante un tsunami?

Si estamos en la costa, ante un aviso o alerta de tsunami, tenemos que dirigirnos lo más tierra adentro posible y buscar la mayor altura sobre el nivel del mar. También es importante alejarnos de ríos y estuarios, dado que el mar puede adelantarse por estos. Todo debemos hacerlo a pie, porque las carreteras y puentes pueden haber sido destruidos por el sismo. 

Si nos encontramos en un edificio, tendremos que subir a la azotea o lo más alto posible. Y, cómo último recurso, si nos encontramos en la calle y sin posibilidad de escape, debemos subirnos a un árbol. 

En el caso de que estemos dentro de una embarcación, lo mejor será navegar mar adentro lo más rápido que podamos, para evitar ser arrastrados en la dirección de la costa.

Si no pudimos escapar del tsunami y somos arrastrados por el agua, tenemos que intentar agarrarnos de algo que flote.

Cuando el tsunami se produce por un terremoto lo suficientemente lejano, no seremos capaces de percibir ningún temblor. En ese caso, con observar una retirada brusca y repentina del nivel del mar, sabremos que estamos ante la inminente llegada de un tsunami, dado que el agua volverá para recuperar el nivel con mayor fuerza.

Prevención de tsunamis: Barreras naturales y artificiales

Las barreras más efectivas contra los tsunamis son de origen natural, como los arrecifes de coral o las islas deshabitadas. Su presencia puede reducir considerablemente la fuerza del fenómeno. Pero, por desgracia, no todas las zonas que presentan riesgo de tsunamis tienen este tipo de barreras. Cuando este es el caso, se deben tomar medidas para proteger a la población.

Después del tsunami del año 2011, el gobierno japonés construyó muros de cemento en la línea costera noreste. En total, se levantaron 400 kilómetros de muro, de hasta 12,5 metros de altura. 

Como alternativa, también se ha planteado que es posible “fraccionar” el tsunami durante su recorrido por el océano, mediante el uso de islotes artificiales colocados en algunos sitios clave. Algunos países incluso han optado por la construcción de refugios a prueba de tsunamis, o la instalación de torres a lo largo de la costa.