Meteopedia

Niebla

¿Qué es la niebla y cuáles son sus características?

Se conoce como «niebla» al fenómeno meteorológico que consiste en la aglomeración de gotitas de agua muy pequeñas, suspendidas en el aire más próximo a la superficie, que entorpecen significativamente la visibilidad. Técnicamente, es correcto decir que las nieblas son nubes formadas muy cerca del suelo, con un tamaño de gotitas que varía entre los 10 y 20 µm.

Las nieblas aparecen comúnmente en condiciones de mucha estabilidad atmosférica, y suelen estar acompañadas por rocío o escarcha en la superficie. En algunas ocasiones, si la concentración de gotitas de agua en el aire es suficiente, pueden llegar a dejar algunas décimas de precipitación.

Por otra parte, cuando la ocurrencia de niebla coincide con temperaturas por debajo de los 0ºC, es esperable que se produzca «cencellada», que consiste en pequeñas agujas de hielo adheridas a todas superficies inmersas en la niebla. Si esto sucede, el paisaje será similar al de una nevada ligera.

La niebla también es frecuente en zonas montañosas, ya que, cuando la elevación es considerable, las nubes que se forman con el paso de frentes suelen tener sus bases por debajo del nivel del suelo en estas áreas, por lo que terminan entorpeciendo la visibilidad.

Otra situación típica que puede provocar la formación de nieblas es el pasaje de un frente cálido, que mayormente implica el avance de una masa de aire cálido y húmedo sobre superficies frías.

Durante el día, las nieblas provocan un enfriamiento en la superficie, ya que impiden el paso de la radiación solar. No obstante, durante la noche, producen el efecto contrario, ya que no permiten que el calor emitido por el suelo se escape al espacio. En resumen, la presencia de niebla favorece una baja amplitud térmica, es decir, una menor diferencia entre la temperatura mínima y máxima del día.

¿Cómo se forma la niebla?

Dado que la niebla puede considerarse una nube a nivel del suelo, su origen es muy similar. El fenómeno ocurre gracias a la condensación del vapor de agua presente en el aire, ya sea por un aumento en la humedad específica o un enfriamiento (en ambos casos, aumenta la humedad relativa). La formación de niebla se distingue principalmente porque, en general, la condensación de vapor está asociada a condiciones de estabilidad atmosférica, a diferencia de lo que ocurre con las nubes.

Las nieblas aparecen cuando el aire cercano a la superficie se satura de vapor, es decir, cuando su humedad relativa alcanza el 100%. Esto sucede cuando tiene lugar un enfriamiento o se incorpora vapor. En cualquiera de los casos, para que se produzca la condensación se necesita la presencia de partículas higroscópicas (capaces de absorber humedad) en el aire, también conocidas como «núcleos de condensación», sobre las que se forman las gotitas.

La formación de niebla se produce de manera progresiva, a medida que se condensa el vapor de agua alrededor de los diferentes núcleos de condensación. Primero se forma «neblina» o «bruma», y después niebla, cuando la gran concentración de gotitas reduce la visibilidad a menos de 1 km.

Tipos de niebla

Según su origen, se distinguen 3 grandes tipos de niebla:

  • Nieblas de advección

Se generan cuando una masa de aire relativamente cálido y húmedo, procedente del océano, avanza sobre una superficie mucho más fría. En verano son más comunes sobre el mar, mientras que en invierno suelen presentarse mayormente sobre la costa (por el contraste térmico tierra-océano).

  • Nieblas radiativas

Se forman debido al enfriamiento del aire que se encuentra próximo a la superficie. Son comunes en situaciones anticiclónicas de invierno (caracterizadas por mucha estabilidad), con inversión térmica y ausencia de viento. 

Son nieblas continentales, esperables sobre todo en valles y grandes llanuras. En la mayoría de los casos, se forman durante la noche y se disipan por la mañana.

  • Nieblas de evaporación

Se forman cuando una masa de aire frío se desplaza sobre una superficie de agua relativamente cálida. Más específicamente, su origen se debe a la mezcla de la fina capa de aire (templado y húmedo) que se forma sobre el agua y el aire frío que pasa por encima. Por este motivo también suelen denominarse “nieblas de mezcla”.

Otro tipo de niebla (que escapa a las 3 categorías anteriores) es la “niebla de ladera”, que se forma a barlovento de las montañas, cuando la dirección del viento es perpendicular a éstas (al verse obligado a ascender, se enfría y condensa). También existen algunos fenómenos atmosféricos que presentan ciertas similitudes con la niebla, sin llegar a serlo. Por ejemplo, el llamado “smog”, que entorpece la visibilidad en grandes ciudades, aunque debido a la contaminación del aire.

¿En qué se diferencia la niebla de la neblina?

Si bien son fenómenos muy similares, se diferencian por el tipo de entorpecimiento en la visibilidad que generan. La neblina se compone de gotitas más pequeñas y menos concentradas que la niebla, por lo que reduce la visibilidad en menor medida.

Más específicamente, hablamos de neblina cuando la visibilidad es igual o mayor a 1 km. En caso contrario, hablamos de niebla.